viernes, 28 de noviembre de 2014

Ser profesor. Joan Subirats

Joan Subirats, catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona, en este artículo nos hace una reflexión sobre aquello que significa ser docente. Todo ello a raíz de unas jornadas de reflexión sobre la educación en el Instituto Puig Castellar de Santa Coloma de Gramenet.


El catedrático se hizo con el número cinco de los Cuadernos de la Fundación SM, dedicado a Las emociones y valores del profesorado. Una encuesta a unos 1800 profesores de enseñanza tanto primaria como secundaria y unos 800 aspirantes a ser profesores. Algunos de los resultados de esta indagación fue un alto colectivo feminizado; que a pesar de la crisis profesional tan solo el 10% afirma que dejaría este trabajo si tuviera otra alternativa; los docentes se sienten poco valorados social y administrativamente; la educación ha empeorado; el 20% de los profesionales se sienten cansados y desesperanzados; hay una falta de colaboración de las familias las cuales se muestran despreocupados ante sus hijos e hijas; como parte positiva hay relaciones afectivas con el alumno y como parte negativa también se encuentran con una falta de respeto. Estos son algunos de los resultados obtenidos de esa encuesta, algo que produce una cierta añoranza en el autor, añoranza del pasado donde los años 70 y 80 fueron los mejores de la función docente.

Este profesor considera que nunca ha dejado de ir a la escuela desde los 5 años, ya que desde entonces ha acudido a clase formal como alumno o profesor sin interrupción. También afirma que no es lo mismo dar clase en una universidad, ser maestro en educación primaria, impartir clase en un instituto o en Formación Profesional. Cada momento es diferente, en el cual tanto el alumno como el profesor deben encontrar puntos de encaje que permitan disfrutar de la docencia.

No hacen falta demasiados estudios para entender los cambios sociales que han cambiado nuestras formas de vida, los cuales han impactado en los centros educativos. Vemos que surge una crisis de identidad, ya que hay menos confianza en los docentes y en su trabajo. Pero hay que tener en cuenta que el periodo de la educación secundaria es muy importante ya que el profesor se encontrará con una situación sensible en la fase adolescente, por tanto el docente tiene que estará ahí para transmitir conocimientos, valores y moral ciudadana. El profesor debe lidiar con sus emociones, ya que sin emoción no hay educación. Por tanto debe generar curiosidad y ganas de aprender, y mantenerlo a lo largo de los años.



La sociedad debe invertir en la educación pública de este país y en su profesorado, ya que sin buena educación y sin buenos profesores en el país, no hay sociedad que resista cohesionadamente demasiado tiempo. 

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